Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

lunes, 2 de mayo de 2011

BIN LADEN, LA COARTADA DE LOS TIRANOS "MODERADOS"


"El sueño de mi abuelo", una obra del prestigioso fotógrafo Samuel Fosso que integraba la fantástica exposición África, objetos y sujetos que pude disfrutar en el Teatro Fernán Gómez, en Madrid y que ayer se supone cerró sus puertas. Una pena para quien haya perdido la oportunidad de contemplar un África de ayer y de hoy, en rotundo contraste con sus tormentos políticos.


El presidente Obama ha anunciado a bombo y platillo la muerte de Osama Bin Laden. El precio del barril Brent de petróleo ha caído (habrá que ver si se refleja en el precio de la gasolina) y la bolsa de Nueva York ha subido. Para Occidente es una buena noticia pero, ¿qué van a hacer ahora los autócratas y dictadores del mundo árabe y musulmán como Mohamed VI que se escudaron en la amenaza de Al Qaeda para justificar sus poderes absolutos, sus regímenes opresivos y corruptos, sus tropelías a diestro y siniestro? Afortunadamente para ellos, seguro que la organización tendrá preparado a un sustituto mientras ellos rentabilizan la pérdida con pedidos en China de camisetas con la efigie del difunto líder que, ya se demostró con el Ché, sonriendo sobre las chepas de los nostálgicos nos recordará que, tras su fin en este mundo, el peligro del terror continua.

Los primeros en alentar la inquietud serán los dictadores que antes llamábamos moderados. No hay más que hacer un repaso al argumentario de los que han sido azotados por la tempestad que comenzó con la protesta saharaui del campamento de Gdaim Izik. “O yo, o al Qaeda”, advirtió a las potencias occidentales el todavía presidente de Egipto Hosni Mubarak, en un vano intento por disuadir a sus antiguos aliados a que le dejasen las manos libres para aplastar la sublevación popular que acabó derrocándolo. Ben Alí en Túnez, cuando se vio en aprietos ante el estallido de la rabia popular, también dijo algo parecido, aferrándose inútilmente al talismán del miedo occidental a la amenaza islamista.

El coronel Gadafi también intentó el mismo truco, intentando atribuir la revuelta de los suyos a una conspiración del mismísimo Osama Bin Laden al que acusó de haber distribuido la droga que volvió loca a la juventud hasta el punto de echarse a la calle en su contra. Si hiciésemos caso de todos los que le invocaban buscando protección y salvamento en nombre de un mal menor, la capacidad conspirativa y el don de la ubicuidad de Bin Laden dejaban cortos a la incesante actividad del perverso jefe de la organización Spectra sin el que el James Bond de Operación Trueno (Thunderball) se hubiese convertido en el ñoñica e insulso 007 de Casino Royal de 2006.


En un debate del programa de Javier Somalo dedicado a la crisis del mundo árabe, cuando todavía no peligraba el trono de Gadafi, ya me pronuncié en contra de los argumentos que protegen a los tiranos en nombre de la seguridad, la seguridad y la paz, a contracorriente de la voluntad de los pueblos. Ni es una estrategia éticamente tolerable, ni tan eficiente, como se está demostrando. A ello habría que añadir que, a base de repetir que más vale una tiranía “moderada” que un régimen de ayatolás, los tiranos sin escrúpulos pueden acabar cayendo en la tentación de dar credibilidad a ese peligro islamista que los protege con Al Qaedas de encargo. Y es que los que aspiran a crear estirpes dinásticas son capaces de cualquier cosa con tal de seguir saqueando las arcas del estado a costa del hambre de su pueblo. Ahí está el caso de Teodoro Obiang, en Guinea Ecuatorial, que ha convertido en un clásico el “autogolpe” urdido en las cloacas de su guardia pretoriana sin otro fin que el de detener, torturar y fusilar sin juicio a todo sospechoso de no comulgar con su cleptocracia. Gaddafi, sin ir más lejos, con su experiencia en mover los hilos del terrorismo, lo tendría muy fácil para montar el escenario que requiere que personajes como él se conviertan en aliados imprescindibles.


MOHAMED VI Y LA BAZA DE AL QAEDA

No es el caso de Marruecos, aseguran Zapatero, Moratinos, Rubalcaba y Trinidad Jiménez. De hecho allí el ascenso de los islamistas hace tiempo que tiene rostro y siglas, las del jeque Abdesalam Yassine, fundador y líder de Justicia y Espiritualidad, un movimiento ilegal aunque “tolerado” que los simpatizantes de la monarquía alauita aseguran ha optado por unirse a las convocatorias de protestas que vienen organizándose en Marruecos a través de Facebook para pedir un cambio de régimen. Así por ejemplo, cuando el pasado 13 de marzo hubo decenas de heridos en la carga de las fuerzas policiales contra una manifestación a favor de las reformas que se registró en Casablanca ante la sed del Partido Socialista Unificado (PSU), los responsables de Interior alauitas pidieron comprensión por sus modos brutales al asegurar que en realidad, muchos de los que protestaban, eran islamistas disfrazados de sociatas.

También hay en el país vecino una larga trayectoria de atentados atribuidos a franquicias de Al Qaeda en el Magreb que ilustra los graves obstáculos con los que tropieza Mohamed VI para avanzar en la democratización repetidamente anunciada y continuamente aplazada desde su subida al trono en 1999. Por eso, el nuevo atentado en Marraquech (atribuido de inmediato a Al Qaeda y Osama Bin Laden) se ha convertido en el epicentro de sesudos análisis sobre si la enésima promesa de transición con la que el rey Mohamed deslumbró a la comunidad internacional el pasado 9 de marzo tendrá que volver a congelarse por el bien de la paz mundial.

Por lo que se dice en Rabat, el terrorismo islamista que acecha en Marruecos nada tiene que ver con el que serpentea en Argelia, no al menos con el de las células de Al Aqmi que los marroquíes aseguran son un juguete de los servicios de seguridad de Argel para ganarse con sus logros en la lucha contra el terror islamista el favor de EEUU. En Rabat, siempre se vincula a sus terroristas islámicos con el Frente POLISARIO. Desde la masacre de Atocha en el 11-M (donde no hubo ningún saharaui implicado), pasando por los enfrentamientos en el campamento de Gdaim Izik del pasado diciembre, allí siempre relacionan la proliferación de la lacra islamista con la falta de control sobre el desierto del pueblo saharaui que no está bajo la bota de su rey. Su lema siempre es que habrá terrorismo mientras no se resuelva el conflicto, entendiendo por solución, claro está, la de la anexión del Sáhara Occidental a Marruecos.

El profesor Ruiz Miguel ya elaboró un extenso trabajo, ratificado por el departamento de Estado norteamericano sobre las muchas mentiras que entraña esta vinculación marroquí entre POLISARIO e islamismo salafista. Pero, en cualquier caso, los que no creemos que la paz pueda construirse a costa de la violación de las libertades, derechos humanos y, en el caso del Sáhara, del atropello del derecho internacional, cruzaremos los dedos para que si vuelven a repetirse nuevos atentados en Marruecos no aparezca entre los escombros un suicida saharaui.

sábado, 23 de abril de 2011

FRANCIA EMPUJA A LA ONU EN COSTA DE MARFIL PARA ACABAR CON GBAGBO



Mientras en la ONU se sigue proponiendo, debatiendo y deshojando la margarita sobre si los cascos azules estacionados en el Sáhara Occidental deben hacer algo más que mirar hacia otro lado ante la sistemática violación de los derechos humanos, en Costa de Marfil los obreros de la paz se liaron a cañonazo limpio para acabar con la resistencia del durante diez años presidente Laurent Gbagbo.

La clave de esta interesante diferencia de actitud entre uno y otro escenario la tiene Francia que en su antigua colonia de Costa de Marfil ha removido Roma con Santiago para que la ONU intervenga con algo más que palabras y, en el del Sáhara, ha hecho otro tanto para lograr todo contrario, que los cascos azules no pasen de ser meros convidados de piedra ante las detenciones arbitrarias, desapariciones, torturas y atropellos que las fuerzas de ocupación marroquí practican con la población civil saharaui.

Desde que el eterno rival de Gbagbo, Alassane Uattara, fue reconocido por la comunidad internacional como el vencedor de las elecciones costamarfileñas del pasado 28 de noviembre, Francia ha desarrollado una febril y tenaz campaña diplomática en todos los foros internacionales de relieve, desde el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pasando por la Unión Europea o sus entrevistas con Obama, para lograr sanciones y, sobre todo, las debidas bendiciones a una intervención de los militares franceses estacionados en el país africano en el marco de la llamada Operación Unicornio.

La culminación de esta estrategia fue la resolución 1975 que la ONU aprobó el pasado 30 de marzo instando a Gbagbo a que se retirase y pidiendo a la ONUCI (cascos azules en Costa de Marfil) el empleo de "todos los medios necesarios para poner en marcha su mandato para la protección de los civiles" incluyendo el uso de "armamento pesado contra la población"; la aplicación de sanciones contra Gbagbo,
su esposa y su entorno , y advirtiendo sobre la competencia del Tribunal Internacional para juzgar a los autores de crímenes graves contra la humanidad cometidos en Costa de Marfil. Con la tercera parte de tanta contundencia, los saharauis bajo ocupación marroquí ya estarían de celebración...

El texto de la resolución 1975 fue propuesto por Francia y Nigeria ante el Consejo de Seguridad que lo adoptó por unanimidad. Sarkozy obtuvo así los elementos necesarios para justificar la intervención de sus tropas en el marco de las resoluciones de la ONU y en apoyo de los cascos azules. La realidad es justo lo contrario ya que la intervención humanitaria onusiana ha servido de cobertura para la ofensiva de las fuerzas francesas contra el cuartel general de Gbagbo. Una ofensiva que ha resultado decisiva para el triunfo militar de Uattara.


Sarkozy ha rematado la faena invocando la causa de la legalidad democrática intentando convertir la batalla contra Gbagbo en un símil de las revueltas populares que acabaron con Ben Alí en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto. Se supone que de eso iba este conflicto en el que tenemos uno de esos malos malísimos (Laurent Gbagbo) de las películas sobre autócratas africanos que no se resignan a que la era de los pucherazos y los regímenes vitalicios se ha acabado. Por lo tanto, una intervención a favor del bueno al que se atribuyeron en las urnas el 54% de los votos, debería constituir un final feliz en un capítulo de los muchos que quedan por escribir para que África deje de ser una excepción en las aspiraciones de los pueblos a gozar de las libertades y garantías del estado de derecho.

Pero esta guerra en la que fue la Suiza del África francófona nada (o muy poco) tiene que ver con las revueltas populares árabes. En primer lugar no es un conflicto de ahora sino que lleva casi diez años minando la paz en una zona en la que lo que empieza como una guerra civil tiene gran facilidad en rebasar fronteras y contagiar a los vecinos. De hecho, mientras Gbagbo ha sido acusado de reclutar a mercenarios liberianos tribalmente afines a sus simpatizantes, los ahora derrotados señalan al gobierno de Burkina Faso como la mano que ha apoyado la rebelión del norte mayoritariamente musulmán que estalló en 2002 y ha acabado aupando al poder a Uattara.

Más grave aún, Gbagbo y la población del sur del país (mayoritariamente cristiano y animista) que lo ha apoyado creen firmemente que en realidad la ONU ha servido de peón a los designios neocoloniales de Francia y que, en esta batalla, han vencido los intereses de la Françafrique y no los de la democracia y las libertades.

P.D.
En la foto de arriba, máscara zamble de Costa de Marfil, una de las 193 obras de arte africano del pasado y del presente que forma parte de la exposición África, objetos y sujetos que se puede disfrutar hasta el 1 de mayo en el Teatro Fernán Gómez, en Madrid. (Aquí tenéis para animaros a que no os la perdáis una reseña del africanista Rafael Fraguas).
El mapa es de The World Factbook de la CIA.

viernes, 15 de abril de 2011

¿JUSTICIA PARA EL SÁHARA? CIRCULEN POR FAVOR...


Ayer, ante el Congreso de los Diputados. / Foto: Ricardo Aznar

No fue un espejismo. José Antonio Gimbernat, presidente de la Asociación de Derechos Humanos de España (APDHE) fue ayer al Congreso de los Diputados y por la vía del registro entregó a los representantes de los partidos políticos votados por el pueblo español la carta que ya había dirigido su organización al presidente José Luis Rodríguez Zapatero para que España haga sus deberes con el derecho internacional y asuma sus responsabilidades con el pueblo saharaui.

La convocatoria había corrido apresuradamente en muy poco tiempo por la Red ya que la APDHE no había planeado ninguna movilización y se había limitado a convocar a los medios de comunicación por si querían comprobar y saber más, con dos días de antelación, como suele hacerse en estos casos. Así que algunos nos plantamos ante el Congreso de los Diputados a las 12.00 horas con el cuaderno de notas o la cámara de fotos en ristre a la espera de Gimbernat. Pero, ante nuestra sorpresa, frente a la acera frente al Congreso de los Diputados nos encontramos a grupos de simpatizantes, unos representando asociaciones, otros a título individual, unos conocidos y otros no. Los había españoles y saharauis, con melfas y hasta con pancartas confeccionadas a toda prisa.

La mañana era estupenda, ideal para comprobar la magia del Facebook que tanto ha hecho por el movimiento que ha puesto patas arriba el mundo árabe y dar escape a la indignación. Porque la mayoría de los que habían acudido allí por su cuenta (porque se lo pedía el cuerpo), se habían enterado por esa vía.

- ¿Es usted de la APDHE?-, le pregunté a un señor con las canas propias de la gente seria, respetable y felizmente jubilada. Le acompañaba su sonriente señora esposa, armada de una bandera de la RASD.

- ¿La qué?- Me contestó. –Mire, nosotros hemos venido aquí porque nos hemos enterado por Facebook de que en Derechos Humanos están pidiendo la nulidad de los falsos acuerdos de Madrid. Ya era hora, porque como español no se puede vivir con esa vergüenza y llevar la cabeza alta…-

La conversación fue interrumpida por un nutrido grupo de policías que comenzaron a interrogar al personal con un tono muy intimidatorio y fueron exigiendo que les enseñasen los carnés de identidad, a tomar nota de sus números y nombres y a recordar que no es legal montar performances de más de veinte personas…Cundió la tensión y el malestar.

-Esto me recuerda los viejos tiempos-, dijo una mujer.

Se refería a los tiempos oscuros que todavía siguieron a la firma de los acuerdos de Madrid en noviembre de 1975 y la muerte del general Francisco Franco, cuando España se encaminaba hacia la Transición pero todavía había fuerzas muy siniestras que soñaban con seguir prolongando la dictadura. Eran los tiempos en los que apoyar al pueblo saharaui y, sobre todo, al Frente POLISARIO que la propia ONU ha reconocido como el movimiento de liberación que lo representa, era un acto muy, pero que muy, muy subversivo. Tanto, que, a Eugenio Sánchez, muy conocido por su veteranía en la causa de los derechos humanos y la batalla por la nulidad de los acuerdos de Madrid, el que le “pillasen” con propaganda del Frente POLISARIO en 1977, le costó seis días de detención, cuatro de ellos en los calabozos de la puerta del Sol (donde entonces estaba la sede de la temida policía política) y 32 interrogatorios.



José Antonio Gimbernat y Nuria García se dirigen al registro del Congreso de los Diputados con las copias de la carta al presidente Zapatero. / Foto de Ricardo Aznar.

Acabar con el status quo en el Sáhara Occidental

Volvamos al Congreso de los Diputados. Llegaron también allí figuras muy conocidas en el entorno proreferéndum de la ONU en el Sáhara. Por supuesto, José Antonio Gimbernat acompañado por la secretaria de la APDHE, Nuria García. Gimbernat dijo: “Este que vamos a dar, es un paso necesario. Tras 35 años de conflicto, la situación del Sáhara está en un impasse. España sigue siendo –la ONU lo ha dejado muy claro­- la potencia administradora del Sáhara y tiene que ejercer como tal”.

Se sumó al grupo José Taboada, una de las almas de las asociaciones de amigos del pueblo saharaui desde la creación de esta red en tiempos difíciles, en los que los firmantes de los acuerdos de Madrid se apoyaban en los sectores involucionistas para usar el “peligro rojo” como coartada para neutralizar la solidaridad ciudadana con el pueblo saharaui. Por cierto, nos alegramos de verle con las energías propias de quien se ha recuperado de los traspies de la salud y nuevamente listo para seguir el combate en el frente saharaui. (Enhorabuena).

También acudió Bucharaya Beyun, el delegado en España del Frente POLISARIO, para todos el Embajador del pueblo saharaui en España. Sonreía mientras se situaba en cuclillas en primera fila para hacer la foto de grupo que los fotógrafos allí presentes pidieron. Tenía motivos porque venía con una feliz noticia que dio a todos los allí presentes: la liberación de los tres activistas saharauis de los derechos humanos Brahim Dahane, Alí Salem Tamek y Ahmed Naciri que
se encontraban encarcelados en la cárcel de Salé, tras haber sido detenidos por las fuerzas de ocupación marroquí hace año y medio. Justo ayer (jueves) iban a comenzar su novena huelga de hambre para exigir un juicio justo: en el país donde Zapatero y Trinidad Jiménez dicen que se está avanzando mucho en democracia (Marruecos), ellos llevaban todo ese tiempo entre rejas sin haberse producido el veredicto de un juez.

Eduardo Soto-Trillo, buen conocedor de la realidad saharaui, profesor de derecho internacional y autor del libro Viaje al abandono, dijo que la iniciativa le parecía un paso indispensable para acabar con el status quo al que están anclados demasiados intereses políticos y económicos, incluyendo los que van disfrazados de "falso humanitarismo".

Otra cara conocida que se plantó allí fue Severo Moto, el líder del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE) que exige las libertades a otro (según Moratinos, Zapatero, José Bono y Trinidad Jiménez) gran democratizador, el sanguinario Teodoro Obiang, que además es gran amigo de Mohamed VI. "El pueblo saharaui y los guineanos compartimos la misma tragedia: Guinea atrapada en una descolonización absurda y el Sáhara abandonado a su suerte”, dijo Moto. En otra ocasión hablaremos de esta solidaridad entre los dos únicos pueblos hispano-hablantes de África.



Tania Fernández Goberna junto a Salambuha.
Foto: Ricardo Aznar.



También estaban Tania, la hija del desaparecido abogado Francisco Fernández-Goberna, recogiendo allí el testigo de la lucha de su padre y el coronel Javier Perote que se sublevó algo indignado a las presiones de los policías: "¡Esto es un abuso!", tronó. Por lo bajinis otra espontánea le hico el eco con cierta rabia: "Ya nos veremos a la hora de votar, sr Rubalcaba!"
Ante la insistente y hostigante actitud disuasoria era imposible que no saltase el resorte rebelde: alguien animó a los que miraban con un "¡Venga, unéte a la foto!", y los que llevábamos cuaderno y cámara y mirábamos desde una esquina, nos apuntamos y sonreímos.


P.D. Cuando esté listo os pondré el enlace un álbum que se está preparando con más fotos de Ricardo Aznar infatigable colaborador y puntal de En Arenas Movedizas, para que no creamos que lo hemos soñado.

miércoles, 13 de abril de 2011

MAÑANA, AL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS POR EL SÁHARA

MAÑANA, jueves día 14 de abril, se pide la nulidad de los mal llamados acuerdos de Madrid, ante el Congreso de los Diputados. Es el arranque de la campaña de la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE). El objetivo es que España retome sus responsabilidades con el pueblo saharaui, cumpla con el derecho internacional y dé voz a las víctimas de un atropello que dura ya 35 años. Los saharauis necesitan esa voz para librar su batalla pacíficamente en las Naciones Unidas, donde el derecho y las resoluciones están de su parte y donde, sin embargo, ellos tienen que limitarse a rondar por los pasillos porque no son ciudadanos de un Estado soberano sino de un Territorio No Autónomo pendiente de descolonización, administrado de iure por España y ocupado ilegalmente por Marruecos.


La propuesta de la APDHE, de la que ya hablé en la anterior entrega de este diario geopolítico, coincide con un momento especialmente repulsivo de la política exterior española en el que el cerril apoyo al régimen nada democrático de Mohamed VI contrasta con el ardor guerrero del presidente Rodríguez Zapatero a favor de la causa de las "libertades" en Libia. Para que la situación cambiase, haría falta que desde París, Sarkozy le marcase la pauta a su satélite español con un giro copernicano que, de gran puntal de la política expansionista marroquí, le convirtiese en el paladín de la autodeterminación saharaui. Los giros de 180 grados no son imposibles en política, y la brusca conversión del hiperpresidente francés a favor de la oposición a Gadafi lo ha demostrado. Pero, por el momento, no hay que contar con ello en la cuestión del Sáhara. Lo previsible, por lo tanto, es que Trinidad Jiménez siga haciéndole eco a Sarko diciendo que lo que se necesita para el Sáhara es una "solución justa y duradera" que respete la voluntad del que ha sido robado y su ladrón.


Con esta campaña, la APDHE vuelve a la primera línea en la batalla por los derechos del pueblo saharaui retomando ese papel clave que jugó en los años setenta y ochenta en la denuncia de la violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental y de la nulidad de los acuerdos de Madrid. Un papel que siguió desempeñando, siguiendo la estela de la argumentación jurídica del catedrático de Derecho Julio González Campos, gracias a la combatividad, terquedad y pasión por el Sáhara del que fue su secretario general y desgraciadamente desaparecido, Luis Miguel Alonso.


Ahora la APDHE recoge también el testigo dejado por el abogado Fernández Goberna, al que el destino. a principios de este año, obligó a dejar a medias las acciones que había iniciado para que la ministra Trinidad Jiménez entregase una copia de los supuestos acuerdos de Madrid sabiendo, por supuesto, que lo único que podía entregarle la ministra era un texto de propósitos y buenas intenciones hacia Marruecos y Mauritania, pero no un tratado. Por eso este escrito va por la memoria de dos caballeros españoles (Luis Miguel Alonso y Francisco Fernández Goberna) dispuestos a desafiar a Goliat con la profunda convicción de que la verdad no puede permanecer bajo la alfombra para siempre.



martes, 12 de abril de 2011

LA APDHE EXIGE CUMPLIR CON EL PUEBLO SAHARAUI

La Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) ha decidido coger el toro por los cuernos y dar la batalla contra el origen del mal del conflicto del Sáhara Occidental: los equívocamente llamados acuerdos de Madrid con los que el último gobierno de la dictadura del general Francisco Franco simuló haber zanjado su responsabilidad en el territorio con la entrega de su administración a Marruecos y Mauritania. Lo que pretende la APDHE es deshacer de una vez este entuerto con una campaña que exige al Gobierno y todas las fuerzas políticas que declaren oficialmente que esos supuestos acuerdos fueron nulos.

Para lograr el objetivo la APDHE ha lanzado una campaña de recogida de firmas ciudadanas en apoyo de su iniciativa (aquí está la página). Además, su presidente, José Antonio Gimbernat ha dirigido una carta al presidente Rodríguez Zapatero (aquí la tenéis en este enlace) en la que le recuerda que no hacer nada para acabar con la ocupación ilegal marroquí del Sáhara es una política suicida para los propios intereses de España. Mañana, a las 12.00 horas en el Congreso de los Diputados, acompañado por un grupo de saharauis, Gimbernat intentará llamar la atención de todas las fuerzas políticas allí representadas entregando a sus líderes este mismo texto. Aquí va el comunicado colgado en Facebook que pide a todo el que pueda pasar por allí, que no se limite a mirar y se una a la comitiva que va a exigir que los españoles cumplamos, de una vez, con el pueblo saharaui.

La propuesta de la APDHE no se limita a exigir que España retome las responsabilidades de las que ha hecho dejación jugándose su propio prestigio ante el resto de las potencias con una vergonzosa violación del derecho internacional. Si España no es capaz de cumplir con sus responsabilidades con el pueblo saharaui, vienen a decir desde la asociación de los derechos humanos, pues que le entregue oficialmente la administración a las Naciones Unidas, como hizo Portugal con su colonia de Timor Este, invadida por Indonesia. Es una opción legalmente factible y que, de hecho, se estuvo a punto de llevar a cabo en 1975. Lo impidió el rey Hassan II de Marruecos que no quería saber nada de tener por el Sáhara unos cascos azules que no fuesen, como ocurre ahora, meros elementos decorativos.

Hay quienes creen que este segundo punto de la iniciativa entraña un grave peligro para los saharauis. La ONU también se presta a servir chapuzas, especialmente cuando están los intereses de Francia de por medio (no hay más que ver su papelón en Costa de Marfil o el Congo) y, en el asunto del Sáhara su actuación ha tendido a lo largo de estos 35 años a favorecer la ocupación marroquí francofonizadora y no al agredido. Lo más lógico, sin embargo, es que fuesen los saharauis quienes se pronunciasen al respecto ya que, al fin y al cabo, la Carta de la ONU obliga en su art. 73 del Cap. XI a las potencias administradoras a escuchar la voz de los pueblos que administran.

El Frente Polisario ha venido exigiendo a los gobiernos españoles que se han sucedido desde 1975 que España retomase el lugar que le corresponde en este escenario magrebí, entre los protagonistas y no los comparsas. Sobre esa parte, por lo tanto, no hay dudas sobre cuál es su voluntad. Y si los saharauis creen que España no debe pasarle el testigo a la ONU, que se pronuncien abiertamente, por ejemplo, ante el Congreso de los Diputados para que sus señorías oigan su voz. Pero, con traspaso o no a las Naciones Unidas, ¡que alguien haga algo para acabar con un indignante status quo!

P.D. Pido disculpas, me equivoqué y en una primera versión (ya la he rectificado) dije que la convocatoria ante el Congreso de los Diputados era hoy. No es así, es mañana. Antónia, como ves te hice caso y ya me he conectado a Facebook. Pero evidentemente, tanta novedad en plena primavera trastorna. Lo bueno es que, como es mañana, hay más margen para organizarse y darse un paseo por el Congreso.

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