Una mirada a África como tablero de la geopolítica internacional

domingo, 13 de marzo de 2016

Lo que la prensa española no ha contado de la visita de Ban Ki Moon al Sáhara Occidental

Ban Ki Moon a su llegada a Uagadugu (Burkina Faso), primera parada de su gira. / UN Photo/Evan Schneider



  Ha resultado llamativo que los medios españoles, por una vez, rompiesen el silencio en torno al conflicto del Sáhara Occidental e informasen sobre la gira al norte de África con la que el secretario general Ban Ki Moon ha puesto el foco internacional en el estancamiento del plan de paz que la ONU acordó hace 25 años, sin ningún resultado. Hasta la televisión pública RTVE, que a través del canal internacional se escucha alta y clara en Marruecos, ha informado de esta visita histórica, sin omitir la pataleta intolerable del Gobierno del reino alauita ante la iniciativa de Ban Ki Moon, incluyendo la actuación ofensiva con la que, desde Rabat, se ha acusado al máximo responsable de Naciones Unidas de faltar a la neutralidad y objetividad.

 Por eso, no me propongo volver a enumerar los hechos  de esta gira que es fácil rastrear en la prensa y de los que ya hablé en mi último programa en Radio El Vórtice.  Pero sí creo que puede ser útil reflexionar sobre algunos datos que no encontré en los relatos españoles sobre esta importante iniciativa onusiana. Por ejemplo, resulta curioso que en las varias crónicas de la enviada especial de RTVE nunca apareciese la imagen del avión de las fuerzas aéreas españolas que el Gobierno en funciones de Rajoy puso a disposición de Ban Ki Moon para realizar la gira que, de hecho, arrancó en Madrid.



E muro que divide el Sáhara Occidental desde el avión / UN Photo/Evan Schneider
Como es lógico, los reporteros se han centrado en el relato de las tensiones entre Ban Ki Moon y el Gobierno de Marruecos que han obligado al secretario general a “aplazar” la visita que tenía previsto realizar a Rabat y de allí, a El Aaiún. También tenía prioridad informativa el bombazo que ha supuesto que, pese al torpedeo marroquí, el máximo responsable de la ONU decidiese visitar los campamentos del Frente Polisario en Tinduf, y, sobre todo, las zonas del Sáhara Occidental bajo el control del movimiento de liberación. Han quedado así en la sombra otros hechos menos noticiosos pero que contribuyen a dar sentido a la decisión con la que, por primera vez en 40 años que dura ya el conflicto del Sáhara Occidental, un secretario general de Naciones Unidas haya decidido constatar la situación sobre terreno.

 Las crónicas han mencionado sólo de pasada que Ban Ki Moon también visitó Argel, donde fue recibido por el presidente Abdelaziz  Bouteflika. Menos aún (o incluso nada) se ha dicho de las escalas que hizo en Mauritania y en Burkina Faso. Así como el papel de Mauritania es clave en el conflicto, resulta más difícil explicar la parada  en Burkina Faso en el puro contexto de las gestiones  para desbloquear el conflicto sahariano, ya que hasta ahora no se le conoce al Gobierno en este país ningún papel en la cuestión más que el de ser uno de los pocos del continente africano con los que la monarquía alauita mantiene cordiales relaciones tras su espantada de la Unión Africana.

 Las comunicaciones de la ONU explican la inclusión de este país en el viaje de Ban Ki Moon con la prioridad que tiene para la ONU garantizar la seguridad y la paz neutralizando la amenaza islamista en todo el entorno sahariano-saheliano. En este contexto, sí tiene sentido la escala en Uagadugu dado el destacado papel que Burkina Faso está teniendo en la lucha contra el terrorismo yihadista en el Sahel ­–que ha golpeado este país en varias ocasiones–  y, en especial, en el contexto de la misión de la ONU para Mali (MINUSMA).



Recibiendo al secretario general de la ONU en los campamentos. / UN Photo/Evan Schneider
 La importancia que tiene la contención del Estado Islámico en Libia para que no extienda sus dominios con acciones como las del reciente ataque contra la localidad tunecina de Ben Guerdan  y, sobre todo, para evitar que  una fuerzas con Boko Haram en el norte de Nigeria, también ha sido tratada por Ban Ki Moon en su encuentro con  el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika en Argel, el presidente mauritano Mohamed Uld Abdelaziz en Nuakchot y… el presidente saharaui Mohamed Abdelaziz en los cuarteles generales del Frente Polisario, en Rabuni. De esta manera el secretario general ha señalado al movimiento saharaui como un posible un aliado en esta lucha, y no como un sospechoso de dar apoyo al Estado Islámico, que es lo que se suele decir en Marruecos

Otro momento de la visita a los territorios liberados. / UN Photo/Evan Schneider
 No es de extrañar que Ban Ki Moon se preocupe del terrorismo yihadista en un momento en que la intervención de Francia y EEUU en Libia hace temer en Argelia la llegada de una avalancha de militantes del Estado Islámico, a través de sus fronteras con esta vecino sumido en el caos. Pero, además, al insertar la necesidad de buscar una solución de acuerdo con los principios de la ONU para el pueblo saharaui en la estrategia a seguir para acabar con esta amenaza, Ban Ki Moon ha puesto en el tablero internacional esa idea en la que él lleva insistiendo hace tiempo de que la frustración que suscita entre los saharauis el estancamiento del plan de paz podría acabar encendiendo un nuevo foco de instabilidad en la ya muy volátil situación del entorno sahariano-saheliano.

Por el momento, la visita del secretario general ha servido de valioso balón de oxígeno para la dirección polisaria que intenta neutralizar la presión de los jóvenes a favor de la vuelta a las armas. Pero hay un incidente, ocurrido durante la visita de Ban Ki Moon en el lado polisario del Sáhara Occidental que ilustra que no hay que contar con que sus efectos sean duraderos. Me refiero a las pedradas que un grupo de jóvenes saharauis lanzaron contra el vehículo en el que viajaba Ban Ki Moon y que le obligaron a suspender una reunión con estudiantes. La prensa española no ha aireado el asunto.  Sí lo han comentado la prensa marroquí y la argelina. Según el relato del diario argelino El Watan, el propio Ban Ki Moon se refirió a lo ocurrido en una rueda de prensa en la que dijo comprender la reacción de los jóvenes que en su opinión habían expresado un sentimiento de cólera ante el olvido e indiferencia del mundo ante su penosa situación.

 Seguramente, al referirse a la "complacencia" del secretario general con el Frente Polisario, el Gobierno marroquí tenía presente este episodio. Pero, también hay que decir, que el empleo por Ban Ki Moon del término “aplazamiento” a la hora de explicar por qué había renunciado a viajar a El Aaiún, refleja la buena voluntad del secretario general también con la intolerable actitud de la diplomacia alauita.

Ban Ki Moon  con el presidente Mohamed Abdelaziz. UN Photo/Evan Schneider
Como bien decía el gran veterano de la causa saharaui en la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) Eugenio Sánchez Suárez, imaginemos por un momento que el Irak de Saddam Hussein, tras invadir Kuwait, hubiese prohibido a la ONU visitar el territorio ocupado; ¿hubiese dicho el entonces secretario general “no importa, puedo hacer el viaje más adelante?” 

Es evidente que en Rabat no deberían quejarse ya que Ban Ki Moon le ha hecho un gran favor a Mohamed VI eludiendo
 que la razón del aplazamiento de su visita fue una prohibición marroquí:  en una situación en la que Marruecos no tiene la soberanía, ni la administración “de iure” (que para eso la ONU sigue reconociendo a España como la potencia administradora legal del territorio), reconocer que los ocupantes impiden la visita del secretario general de la ONU debería automáticamente generar una reacción del Consejo de Seguridad de la ONU.

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